Una Defensa Coherente de los Animales


Artículo Extraído de la web de Elige Veganismo


Este extracto de una intervención que se hizo en el año 2004, cuando se discutía la ley sobre protección animal, deja entrever la idea más común que la sociedad tiene sobre los movimientos de Derechos Animales. Entre lo largo y a veces incluso absurdo de la discusión, que llevó a que el proyecto de ley durmiera por más de 15 años en el congreso, se rescata este párrafo que habla de la valoración que hacemos de ciertos animales y la condena que ejercemos sobre otros, cuyos intereses ignoramos, cayendo en una ambigüedad moral que muestra una lucha social débil, sin sólido argumento de fondo.
Mucha gente que trabaja en el tema de perros y gatos (idea representativa y mayoritaria del público sobre lo que son los Derechos Animales en hile) no se plantea su relación con otros animales, otros si están conscientes y puede que hayan excluído ciertos productos de origen animal de su dieta pero prefieren no involucrarse en actividades que abarquen otros animales porque piensan que la sociedad no está preparada para ello y que si con suerte puede conseguirse algo respecto a perros o gatos sería imposible pedir consideración para los demás animales.


El problema es que con esta actitud parcial, como demuestran algunos párrafos de este escrito, se hace un flaco favor a los animales, incluso a los mismos animales que se intenta defender, pues se apela a la sensibilidad humana como fundamento último para el respeto de otros seres. La única forma de hacer un cambio definitivo, es cambiando la percepción que tenemos de los animales en base a evidencias claras y sólidas, como la capacidad de sentir; pero el mensaje subjetivo, muchas veces extremadamente “sensible” que se hace de ciertos animales no sirve de mucho a la hora de definir por qué y a partir de qué establecemos que ellos deben ser considerados. Lo mismo con los ecologistas que abogan por animales exóticos o en peligro de extinción. En ambos sentidos, sucede que sigue pensándose que se defiende a los animales por la sensibilidad que algunas personas tienen con el tema o porque se defiende al medio ambiente pero no se indaga en argumentos más de peso. Argumentos que sólo el veganismo comprende de manera más completa y coherente.


“Es sabido que el tema de si los animales tienen alma o no alma es, como otros, un tema bastante controversial y sujeto a la interpretación que dan los seres humanos a los hechos o pensamientos de Dios y, seguramente, seguirá siendo motivo de polémica por muchos años más.
Si esta coyuntura teosófica se da entre los religiosos, con mayor razón es posible esperarla de los proteccionistas animales. Sin embargo, por sobre estas diferencias, respetables por supuesto, existen principios que no son discutibles por ningún proteccionista, cristiano o no cristiano, religioso o ateo, y que no debieran ser discutibles en realidad, por ningún ser humano, tal es el principio de Igualdad Moral que tienen los animales con los seres humanos. El Derecho de Igualdad Moral apunta, exclusivamente, a que los animales también tienen capacidad de sufrimiento y esto hoy no lo cuestiona ningún entendido en la materia. (Jorge Prieto, sacerdote jesuita chileno).
Interpretando las palabras del sacerdote Jorge Prieto, en el sentido de tener una legislación moderna sobre protección de los animales en Chile, no se trata sólo de que la sociedad o los humanos seamos compasivos con los animales porque la crueldad con ellos acaba generando crueldad con los humanos. Quizás sea cierto que la compasión por los humanos y por otros animales vayan unidas frecuentemente; pero, de cualquier manera, decir o pensar que ésta es la única razón por la que debamos ser compasivos con los animales y no porque tienen necesidades fisiológicas, etológicas, y de adaptación al medio ambiente y porque es injustificable excluirlos de la esfera de preocupación moral, hace que esta consideración dependa exclusivamente de las consecuencias beneficiosas que puedan resultar para los humanos, es aceptar implícitamente que los intereses de los animales no son en sí mismos suficientes para que los tengamos en cuenta.
Bajo el patrocinio del diputado Ezequiel Silva y el Colegio Médico Veterinario de Chile A.G., un grupo interdisciplinario ha trabajado en este proyecto para lograr una ley chilena de protección de ‘todos’ los animales. Habida consideración de que otras personas o instituciones han tenido la misma iniciativa en el pasado, nos preguntamos ¿por qué estos intentos que se han hecho en nuestro país por tener una legislación eficaz y orgánica no han prosperado? Sin duda las razones son muchas y variadas, pero quisiéramos analizar algunos puntos.
En estos últimos años, los movimientos ecológicos han originado un cambio en la manera de concebir nuestras relaciones con los demás animales, lo cual habría parecido imposible sólo hace una década; pero, a pesar de ello, el trato que se da a los animales no es un tema que preocupe a la mayoría de los chilenos. Por otra parte, hasta la fecha, los ecologistas se han preocupado más bien de la vida salvaje y de las especies en peligro que de los animales en general, pero no hay demasiada diferencia entre pensar que está mal tratar a las ballenas como gigantes toneles de aceite y grasa a condenar y que se trate a los cerdos como a ‘máquinas’ transformadoras de grano en carne. Aunque se notan leves avances en el cuidado de los animales (en su transporte, comercialización, matanza, etc.) los criterios son a corto plazo en lo productivo, inmorales en lo valórico y poco ilustrativos en lo cotidiano.
En segundo término, aunque sea lamentable tener que critica a las organizaciones que están intentando proteger a los animales de los malos tratos, es un hecho que las acciones que ellas despliegan son parciales y no siempre eficaces, y contribuyen de modo importante a la actitud generalizada de que los perros y los gatos necesitan protección, pero no el resto de los animales. Según esto, la gente acaba creyendo que la protección animal es algo reservado a las organizaciones de damas de buen corazón que se trastornan sentimentalmente por los gatos, no una causa fundada sobre principios básicos de justicia y moralidad…
… los animales son incapaces de exigir sus propios derechos o de protestar contra su condición mediante votaciones, manifestaciones o bombas. Los seres humanos tienen el poder de continuar oprimiendo siempre a otras especies, hasta que hagamos inservible para todos los seres vivientes”

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